Estabas con la respiración perdida, el aire se proyectaba encapsulado hiriendo a tus espectadores que te sentían vivaz y enternecedora en la tierra. "Otro ángel perdido" que paseará por la atmósfera de un mundo desconocido. Si no es así no tiene ningún sentido las palabras de un ser maravilloso que se ha ido. Sería todo de una vanalidad tan grande que pondríamos en duda el valor de generosidad. Juntariamos el propio beneficio desperdiciando al ser humano ajeno. Todo lo contrario fue la vida de ella que ahora nos mira con esa sonrisa coqueta desde el más alla. Más allá de todo pensamiento negativo ella incentiva las ganas de ser una buena persona. Y la verdad que los ángeles se van primero desgarran a las pobres almas que quedan desamparadas esperando que algún milagro ocurra. Y ese aire despedido por una bolsita inherte solo mantiene tu corta vida en esta tierra, para que nos despidamos. Sin embargo las palabras no salen de mi garganta. Sólo un poco de angustia se junta en mi estomagó como tragando esa bolsa de aire, solo pienso lo que quiero decirte con la esperanza de decirtelo en persona. Así nos abandonás y esas palabras mías hierven en mi vientre.
Hasta que queres ir a descansar bajo tierra y un alarido quebrado de agua moja tu tierra y logró decirte sin esperar respuesta de tu alma. "Te quiero", esperando que puedas abrir un ojo desde lo más profundo de la muerte y escuches mi suplica y mis perdones por no haberlo podido expresar en su momento.
Solo mi abuelo se acerca a mí y como un enviado de ella me abraza y me dice: "Ya lo sabía y ella te quería mucho."
La paz reino para ambos que descansamos relajadamente, uno con más suerte que otro.
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