martes, 4 de noviembre de 2008

Nada verdadera me importa

Por fuera soy una seda que corre con el viento y camina con la brisa. Pero intento no ir en dirección contraria. Solo me deslizo como una hoja que hace su camino en el aire y parece fortuito. Como un ángel que la guía. Me gusta como me muevo con esa energía que salpica alegría. Cuando la vida me sonríe solo me queda dos cosas: saber que esto también pasara para no desbordar y por otro lado, aprovechar para deshacerme de todo lo que me hace traba la libertad y me corrompe mi tranquilidad. Es un delito que generalmente dejo que quede impune.
De pie, con el aliento de tu frescura en mi cuello me oxigenas y me das un empujoncito que abrazo sin afixiar. Con la poesía como forma de vida y con el tiempo que ya no corta mi espalda con su cuchillo, así mi vida va.
Ya no busco frenéticamente y me siento a reposar en un árbol, con la tranquilidad de que la vida no me pasa por al lado sino que la fui a buscar. La encontré esperandome con una lágrima en su rostro, desesperada por observarme desenfocado. Me adhiero a un amor por mi mismo que me eleva de todo lo terrenal, pero con mi caña te dejo en esta para que me cuentes como sigue todo. Te veo sosteniendo esa madera y por ternura, bajo y te doy un beso que entre tu locura y tu desconfianza guardas en un bolsillo. Entonces subo nuevamente al árbol y observo como la humanidad pasa caminando sin siquiera poder observarme para vaciarme, hasta que una hoja rosa sus cabellos y levantan costosamente su pesada cabeza. Con la positividad que me rodea, les muestro un poco de mi camino. Lo observan con admiración y dudas sobre todo lo que el desamor les pregunta. Entonces me siento un poco agradecido y creen que nada verdadera me importa: no estàn muy lejos.

No hay comentarios: