martes, 8 de enero de 2008

Tenemos Magia

Una ráfaga de fracaso atravesó mi garganta. Las horas previas revestían retorcijones en el estómago. Intratables, inmanejables. Superaron cualquier intento de dominio sobre mi aire. Cuando me encontré con otras almitas que recorrían el mismo camino fue un sedante para esas sensaciones. Transformaron la energía positivamente recorriendo mi cuerpo una electricidad que alteraba el pulso. Eran purificadores de mis mejores sentimientos, que comenzaba a encender una luz que iluminaba mis ojos. Limpié esas sensaciones y un globo estalló la felicidad contenida que se extendió en cada célula.
Mi cuerpo sería expuesto en pocos minutos, como explicarle que mi único objetivo era su bienestar. El fuego de lo desconocido podía brindarle energía o quemarlo por dentro y fuera. El temblor de mis piernas rápidamente se transformó en una adrenalina que supe controlar con algunas excesivas bocanadas de aire.
El momento se acercó tanto que tuvo fuerza para levantar ese telón pesado que resguardaba nuestra integridad. El fracaso se evaporó al cielo junto con el protector de lienzo negro. Nuestros seres quedaron desnudos ante cientos de ojos punzantes.

La magia se hizo reina y se desparramó suspendida en el aire brillante, cobró vida en nuestras entrañas. Nos elevó a lugares desconocidos y se hizo carne en nosotros. Rápidamente, se dio por satisfecha y se depositó en el ambiente con ansias. Se cruzó de brazos y una sonrisa en sus dientes. No podía perderse nuestra obra.
Un aire de color azul se introdujo en cada uno de nosotros, llegamos a reconocerlo como la armonía musical jugando por nuestras venas. Nuestra garganta no dudo en hacer vibrar esos hilos tensos que se aflojaron luego del primer suspiro azul acariciando y desplegando unos sonidos agradables.
Ya no teníamos que probar nada, solo nos quedaba gozar el momento. Saber que estábamos vivos para transmitir nuestra alegría. La conexión hizo efecto, la magia no resistió la ansiedad y se disparó de su lugar para unirse a la atmósfera de nuestra armonía. Detuvo el tiempo por un instante y regó de alegría el lugar. Los pensamientos no tuvieron dudas, todas las ondas elegían el mismo camino sin contradicciones. Habíamos trabajado y gozado mucho para estar en ese lugar, todo lo que llega con un costo alto se disfruta mucho más.

Algo de ellos llegaba hasta nosotros, algo de nosotros llegaba hacia ellos.

Unos amigos acariciaba mi sonrisa y un abrazo me alentaba a salir a escena nuevamente.
Abrí mis ojos y ya estábamos acabando, con la tranquilidad de haber llegado al éxtasis en varias oportunidades. El telón se estaba cerrando y la magia tenía una sonrisa picara, como quien intenta ocultar una carcajada. Las maderas que sostuvieron tanto talento, sonreían sorprendidas por la energía que bailaba sobre el ambiente. Con un poco de nostalgia en los ojos, el telón se desplegó sobre nosotros, tocando las sabias maderas, un impulsó hizo estallar una bomba de satisfacción. Ondas de agradecimiento en forma de aplauso, acariciaron los oídos. Ya nos quedaba poco tiempo, simplemente extendimos esa vibra y le agregamos un poco de amor en un abrazo interminable.

Hoy ha transcurrido algún tiempo de ese momento. Solo queda en mi retina unas imágenes selladas a fuego. Algunas siestas me regalan un recopilación de los mejores momentos. Otras veces me sorprenden algunos sueños con los ojos abiertos. Una parte de mí se amigo conmigo. La felicidad se depositó en mis entrañas como una semilla que llevaré por el resto de mi vida.