viernes, 2 de noviembre de 2007

miércoles, 31 de octubre de 2007

Especies en Liquidación

"La impunidad se despliega irradiando los peores sentimientos en mi. Me congelo enmudecido. Mis fuerzas se esfumaron formando parte de este aire viciado.
El grito desesperado rompe mis entrañas, desgarra cada fibra íntima. Quisiera defenderme pero la impotencia domina la situación. Mis plegarias no llegaron al sol y están generándome un vacío existencial. Me exaspera pensar que dependo de esos seres. Me creo inferior, alguien rompió nuestra igualdad. Me quitan el aire que yo les doy."

Esos sentimientos recorrían su alma cuando una autopista interceptó su camino.
Los dos no pudieron coexistir. Pulseada despareja. Pelea entre un ciego anciano y un duro preparado.

El pueblo entero se reunió para verlo caer. Un leve murmullo era la música del lugar. El enorme ombú reconoció a cada espectador: El vagabundo y su perro, que usaron su sombra por largas siestas; El viudo que por las mañanas acariciaba sus hojas porque le hacían recordar al largo cabello de su mujer; Las parejita de gorriones que se formó cuando eran jovenes y que lo eligieron como nido de sus primeros hijos; el chico de pecas, que no comprendía por qué su padre lo había dejado faltar tan fácilmente al colegio. Por fin encontró ese rostro, abrazado fuertemente a Silvia, ambos con lágrimas en los ojos. Recorrió el lugar donde Carlos se posaba y encontró el tatuaje que él le había confesado como primicia “Silvia y Carlos, unidos para siempre”. Aceleró un tren de sentimientos nostálgicos.
Las tardes en que Carlos y sus amigos, se fascinaban entre sí con las novedades de la vida. La noche en la que se quedó llorando junto a él durante largo tiempo, nunca supo el motivo. Las escondidas en las que Juancito perdía siempre aunque espiaba por debajo del codo. Las veces que se preguntaba, habiendo otros pequeños árboles, por qué lo elegían siempre como baño público. Se relajó agradablemente un poco más al recordar el aroma que dejaban esas lluvias de verano sobre su tierra. Aquellos pajaritos que acariciaban sus extremidades con suavidad. Las impresionantes orquestas de los atardeceres de verano. Aquel viento que venía por los inviernos que sacudía todo sus ser. El día que se apoyó sobre su rama principal, perdido de la bandada, ese cantante famoso. La sed calmada por la primera lluvia de la sequía de aquel año sufrido.
Un ruido a motor irrumpió abruptamente sus pensamientos.

Un escalofrío irritó sus extremidades haciendo vibrar sus hojas fuertemente, supo disimular el movimiento con el viento. El temor lastimó sus últimos racimos de valentía. Descubrió dimensiones desconocidas del dolor que cobró protagonismo principal cuando un ruido penetró sus fibras y una vibración comenzó a circular cada centímetro de su corteza. Una sierra sin filo cortaba por presión cada nervio explotando átomos de sufrimiento. Como globos al cielo, cientos de ocupas buscaron otro hogar.
La tierra comenzó a resquebrajarse formando surcos alrededor del árbol. Desde la grieta mayor la raíz principal conoció la luz del día. El movimiento antinatural provocó fisuras a través de todo su cuerpo. No resistió más, abandonó sus fuerzas y resistencia y dejó de sentir dolor.
La sabia se desparramó por toda la tierra, salpicó con un sentimiento de culpa a cada espectador. El crujido de las fisuras y fracturas de las ramas desgarraban como un bebé llorando.
En ese momento, un rocío inexplicable se desprendió de un cielo que no pronosticaba lluvia. Despabilando aquellos rostros adormecidos. Acarició cada centímetro de la tierra, que pareció abrazar la última raíz que se encontraba en su poder. Las máquinas doblegaron su potencia sin el resultado esperado. En ese momento, una lluvia feroz desató. Las bombas en forma de gotas enfurecieron y lastimaron los metales electrónicos. Rejuvenecieron una tierra seca logrando que él volviera a tener conciencia. Las fuerzas volvieron a sus ramas y los pensamientos positivos dominaron su estandarte. La gente sumó sus fuerzas y cuando Carlos tuvo la oportunidad corrió y a se abrazó a él. Se lanzó sobre su lomo y dejó escapar un grito liberando una angustia contenida que contagio rápidamente a todos los espectadores. Se unieron a Carlos y a su árbol. Juancito (ahora, Don Juan) se acostó sobre la raíz principal que estaba herida y la cubrió con tierra.
Las reacciones en cadena desconcertaron a las máquinas que abandonaron su objetivo. Apagaron sus motores y se retiraron del lugar.
La lluvia amainó y los llantos de tristeza rápidamente se convirtieron en lágrimas de alegría. Un gran festejo entre abrazos y gritos giraba alrededor del ombú.


Hoy es 15 de mayo, se cumple un año de la inauguración de la autopista que une el pueblo de Sur con la ciudad del Norte. En el kilómetro quince, hay un letrero verde que dice “ATENCIÓN: DESVIO PELIGROSO” y en letras mucho mas pequeñas se alcanza a leer “por Ombú Considerado Monumento Nacional”.

Ahora se siento muy importante, se siente valorado. Además tiene una plaquetita frente a él en forma de medalla de honor y una persona cuida de él.

Carlos volvió a su pueblo con su pelo blanco y sus manos arrugadas. Algunas tardes de sol se queda mirándolo por largas horas. La saluda como siempre con una palmada es su lomo. El ombú no puede creer que se sienta tan cálido como cuando eran niños

lunes, 22 de octubre de 2007

Torcuato

Te enseñan por qué la fotosintesis es primordial para la orquidea, la derivada de la raiz de x, la vida de Marcelo Teófilo de Alvear, objeto indirecto, la demografía de Fiji, la cantidad de agua que cae en las cataratas de Iguazú por segundo, cuantas estrellitas tiene la bandera de Estados Unidos, la composición del agua carbonizada, a decir buenos días en frances, que pasa si mezclas porotos con papel secante, cuantos es 32 grados farenheit, a disfrutar de las horas libres porque la maestra estaba cansada...
Y yo me pregunto... no podrían haber dedicado media hora para explicar cómo se trata a la gente jodida?

domingo, 30 de septiembre de 2007

Dario

Yo soy Darío, 26 años. Él es Juan, vivió la mitad de años que yo, pero nació con 13 años .
Elijo los caminos diferentes para llenar mi alma. Él solo quiere llamar la atención.
Busco en mi interior desparramando alegría espontánea por cada senda transitada. Juan busca quedar bien, hacer lo que corresponda, no agrandarse, no quiere que nadie se ofenda.
Caminando tranquilo me siento a disfrutar de la vida. Él cree que la vida es muy corta, se enloquece en la noche y se nubla ante el sexo.
Bailo porque me da vida, actuo porque me gusta crear otra realidad y juego porque me gusta ser niño. Juan me observa con ojos de critica y juzga cada hecho que hago con el ojo de quien envidia y exaspera de odio.
Soy callado y sereno, solo cuando Juan me molesta siento que tengo que hablar y me hierve el aceite terriblemente.
Es enrome la obsesión de Juan por habitar el mismo cuerpo que yo. Algun día llegaremos a ser amigos, le prestaré mi cuerpo por momentos y dominando la situación saldremos de copas. El con su speed con vodka y yo con mi jugo de naranja. Seguramente se aburrirá y se irá a buscar alguien más divertido.

lunes, 24 de septiembre de 2007

Agotado

La virginidad se encontraba, en forma de polvo naranja, esparcida por toda la superficie. El descampado revelaba las irregularidades del terreno. La luz del lugar era proporcionada por una esfera roja que cubría tres cuartas partes del cielo. El único sonido era el mínimo ruido que producía el viento acariciando las orejas de Grease.
Grease, exploraba el lugar sigilosamente, cuidando cada paso como quien camina sobre un teclado de piano. La ansiedad recorría sus venas.
Al llegar a la cumbre de una superficie, ocurrió lo esperado. Un motor encendió la adrenalina que alentaba su pulso. Su corazón impulsó un caudal de sangre suficiente para abastecer a un mastodonte.
Grease, encontró lo que había anhelado durante años.
Una figura oscura posaba estoicamente sobre una columna blanca. El monumento que divisó tenía vida.
Dos pasos hacia atrás fue su primer instinto. Pero la curiosidad fue más que su inseguridad.
Caminó en dirección al ser vivo. Aumentó el ritmo e intensidad de la respiración ante cada paso. A pocos metros, pudo disitnguir unas garras color dorado usadas para sostener al desconocido.
Las emociones de intriga y temor, pelearon por ganar el podio de sus sentimientos.
Llegó a una mínima distancia de ese animal. Se atemorizó aún más al observar que el extraño no presentaba reacción.
Simuló el movimiento de tocarlo en reiteradas ocasiones para causar alguna resistencia. No encontró respuesta. Intentó eliminar un poco de adrenalina sobrante. Presionó su cabeza con ambas manos para juntarla con su pecho. Luego sacudió ágilmente todo su cuerpo. Sus manos temblaban intensamente y sus ojos se inundaron de unas lágrimas nerviosas.

Su corazón abandonó su función por unos instantes al observar lo que su retina decodificaba.

Unos ojos color sangre conectaron con Grease. Lesionaron su ego, aniquilando cualquier sentimiento de valentía. Los pómulos estrenaron una expresión en su rostro.
El único movimiento del desconocido fue extender una par de alas largas negras brillantes que proporcionaban una sombra intimidante. El escalofrió sufrido parecía no tener fin.

La muerte transitó libremente por el organismo de Grease. Pensamiento que impulsó un mínimo de reacción. Caminó dos pasos hacia atrás tropezando con una piedra. Pudo extirpar de su vientre, un alarido que finalizó un segundo antes de romper su garganta.

A sus espaldas estaba el temor que se relamía por avanzar en sus pensamientos. Toda su vida había estado sometido a él. Alimentándolo en cada elección de evitarlo. Unas sombras internas arrancaban su cabeza con esas garras perfectas.

Podría haberse disipado rápidamente. No enfrentarlo nunca más y volver a su soledad, tan cómoda y segura.
Sin embargo, se incorporó con seguridad, sin dar vueltas, quitó las partículas naranja de su pantalón, aparentando tranquilidad.
Bajó suavemente la barbilla, clavó sus ojos con los del extraño, que intentó inspirar terror en Grease. Solo causó una adrenalina que supo manejar. Internalizando el estremecimiento, identificó un cambio de expresión.
Ambos inclinaron levemente su cabezas hacia un lado, sin despegar la vista uno del otro.
Erizando su piel, Grease logró entrar en el trance más fuerte de su vida.
Gimiendo las anomalías de ese momento. Navegó por el desierto de su alma, reluciendo sus peores recuerdos. La sangre coagulada de su interior, se dispersó por todo su cuerpo. Continuaron petrificados durante unos instantes que parecieron horas. Se estaban aniquilando lentamente, pero el orgullo fue más. El sentimiento generado era superior al propio. Un frío maligno quemó su nuca, hirió el valor de uno, que desparramó una lágrima cargada del peor de los miedos. La angustia de la soledad rondaba por esos dos cuerpos, uno más débil mordiendo la piel del espantoso desconocido. Eliminando el pudor, se fueron fundiendo en una mirada, que entraba en calor lentamente. Se olvidaron de sus prejuicios. Se fundieron en un eclipse eterno. El tiempo se detuvo verdaderamente. Era una sensación inexplicable.
Su mejor momento vivido estaba ocurriendo, no podía romperlo con las malditas inseguridades.

Grease fue saliendo lentamente de su trance. Desaceleró el curso de sus pensamiento.

Sorprendidamente, observó pieles descamándose. Esos sentimientos oscuros, de vacío y sequedad desparramados por el suelo. Los miró con pena y casi nada de culpa.
Al fin, sus emociones no tenían esos filtros que tapaban sus venas.
Grease tuvo una impresión de felicidad.
Se había encontrado con él mismo nuevamente. Eso que andaba desconcertado entre sus sueños perdidos volvió a su cuerpo. Ahora era un ser de una sensibilidad totalmente especial.
Con una sonrisa interna y paz nunca antes conocida desplegó sus alas negras brillantes. Con el envión de sus patas doradas, Grease inició su primer vuelo.

viernes, 14 de septiembre de 2007

No Llegaré a Ser Número Uno

El cielo apreciaba cada nube que cubría un sol que desplegaba un calor sofocante.
El rectángulo central color rojizo parecía diminuto ante la enormidad del estadio.
Se escuchaba el murmullo histérico de la multitud.
El tiempo era dictado por el sonido producido del impacto entre unas cuerdas y una esfera amarilla.
En los principales asientos se escuchaban lenguas que producían la mayor variedad de sonidos y expresiones.
El día esperado había llegado. El honor se presentaba en material de oro indivisible. La derrota era consolada por una copa de plata totalmente devaluada.
Los movimientos de uno de los aspirantes evidenciaban inocultables nervios. Esperaba con ansias la llegada de su rival, Iván.
Iván era el tenista más perfecto del circuito. No se encontraron puntos débiles. Parecía el mejor en todo lo que hacía. Una especie de superhombre. No le sobraba carisma. La sonrisa no era moneda corriente en su rostro. Los festejos eran extremadamente medidos.
Pero su imagen era la más cotizada del mercado. Su postura y figura, hubiera sido envidiada por cualquier rey vanidoso.
Ganando el partido que lo esperaba, se sepultaría para siempre como un prócer en la historia del tenis.
Sin embargo, millones de personas rezaban a su Dios Televisión para que Iván se presente rápidamente. Los medios estaban indignados con la tardanza del tenista. Preguntaban si se haría cargo de las fortunas que se estaban derrochando por su ausencia.
Transcurrió un tiempo considerable. Dos tonos musicales que pedían la atención del público los hizo silenciar completamente. Desde los parlantes, con sonido lluvioso, una voz anunció en varios idiomas. “Damas y Caballeros, tenemos la obligación de suspender el encuentro debido a la ausencia de uno de los protagonistas. Lamentamos las molestias. Las entradas se encuentran a su disposición en boletería”.
La gente deshabitó el estadio con indignación. Se escucharon algunos insultos. Dos minutos después solo quedaba el señor que vendía panchos. Vació el agua en la cancha con total impunidad. Siempre lo había querido hacer.
De todas formas el misterio navegaba por las mentes de cada ser humano. Una preguntaba estaba instalada en el inconsciente colectivo.
¿Dónde estaba Iván?


Dejó su celular cargando en el hotel ubicado seis cuadras y media de la final de tenis. Se encontraba realizando pasos largos y ligeros. Vestía una remera de color magenta ajustada y bermudas anchas azules. La ropa oficial se encontraba en el bolso junto con sus mejores extensiones de su brazo derecho. No pensaba en nada, solo silbaba una canción que había escuchado en la película Kill Bill. Insistía en sus oídos pero no le parecía agradable.
De repente, El hombro derecho llamó la atención de sus pensamientos. Una molestía comenzó a aumentar. Cada paso intensificaba su dolor. Dejó de silbar y su cuerpo transmitió a su cara una seriedad intensa. El dolor de su hombro derecho fue rápidamente contagiado a su bícep del mismo lado. La preocupación ahora angustiaba. El dolor se transmitió a su mano que comenzó a temblar. Cuando sus cuadriceps derechos se contrajeron, un conjunto de lágrimas desafiaban la gravedad. La angustia inundo su ser.
Se detuvo asustado, nervioso. No tenía respuestas.
Pronto su retina recordó un artículo que había leído pocos días atrás sobre la Hemiparesia: debilidad de la mitad derecha o izquierda del cuerpo. Lo leyó como algo totalmente ajeno, ahora lo sentía en carne propia.
La presión lo gobernó al pronunciar en voz alta “debo llegar al partido”. Solo intensificó el dolor extirpando unas cataratas de gotas silenciosas. Algunas tenían como destino la comisura de sus labios, otras, menos afortunadas, se evaporaron en el cemento.
El desconsuelo fue disimulado cuando una agradable voz femenina preguntó: “¿Se encuentra bien?”. “Estoy descansando, gracias” balbuceó preocupadamente sin levantar la mirada.
Cerró sus ojos y comenzó a procesar:
Ya no puedo ir al partido.
Ya no puedo jugar más.
Ya no puedo ser el número uno.
Y ahora qué?
No llegaré a ser número uno
Esta última frase quedo rebotando en su cabeza. Tomando velocidad ante cada repercusión. Cada impulso de repetición interior causaba una sensación diferente. Por un instante su dolor amainó. Ahora no sentía su cuerpo y su mente reiteraba esas palabras que sanaban dentro de él. Por un momento, surgió un agradable sabor al pronunciarlas. La frase seguía masticándose por su boca pero ahora comenzó a sonreír. Pocos segundos después, la risa era carcajada. Se sentía muy bien.
No iba a ser el número uno pero el reía. Pensó en su madre y en su padre ya no podría responder a sus exigencias. Simplemente no podía aunque quisiera. La felicidad era quitar esa presión que pedía una excelencia inhumana.
Se sintió tranquilo, sonrió y relajó su cuerpo al máximo.
Como si su organismo había cumplido su objetivo, ahora se sentía libre de dolores y molestias. Y la potencia física recorría nuevamente su cuerpo.
Alzó su mirada y divisó que la muchacha continuaba estoicamente frente a él. La observó detenidamente y pensó que se encontraba ante un ángel. Su mirada le inspiraba paz. Cuando ella desplegó una sonrisa inevitablemente contagiosa, Iván respondió sin que ella preguntara, “Estoy bárbaro, gracias”.













Si decides que Iván continúe camino a la final de tenis pasa al punto 1.
En cambio, si decides abandonar el partido pasa al punto 2.



1)
Sus potentes piernas, en pocos segundos, lo llevaron, a una velocidad desconocida, al estadio. Logró encontrar a los jueces y a su acérrimo rival. No sintió vergüenza al inventar un supuesto robo de dos criminales armados con misiles de guerra.
El juez consultó con el oponente que aceptó con algunas dudas.
Cumplió con el desafío casi sin público. En una hora venció a su rival. Mantuvo el primer lugar del ranking durante varios largos años.
Fue el máximo referente del deporte. Dos estadios de Nueva York y Londres utilizaron su nombre para obtener más atracción del público. Algunas calles de su país natal llevaron su nombre y un funcionario público está indaganado para denominar a una plaza como Iván. Alguna vez jugo de chico ahí.

Al descender de un avión en Madrid, sufrió nuevamente la sensación de parálisis, pero esta vez fue para siempre. Su cuerpo dijo basta.
Él se encuentra internado en su casa con una señora mayor que lo cuida cordialmente. Está pensando en quitarse la vida, no es una buna imagen la que está dejando.

2)
Invitó a esos tiernos hoyuelos envueltos en una larga cabellera de color claro a tomar unas copas, “Roxana” dijo ella con un pestañeo largo en forma modo de aceptación.
Amanecieron viviendo juntos en un humilde hogar. Al despertar el sol entra sin permiso. Ventana por la cual que se ve un pequeño parque donde juega Fiona. La perrita que le regaló ella para el tercer aniversario. A veces, los sorprende abriendo la puerta del patio. A él le cuesta mucho retarla.
Mañana cumplen cuatro años juntos. Él tiene un sencillo obsequio para ella. Roxana sabe que Iván no puede resistir la ansiedad de verle la cara de alegría. Una mirada acompañada de una sonrisa de ella alcanzó para que Iván corra a buscar el regalo. Al entregárselo, se encontró con un papelito que escribió: “Aunque parezca un simple exprimidor de naranjas, te estoy regalando la alegría de vivir que me entregas cada mañana que amanezco a tu lado”. Ella no pudo evitar hacerle el amor.
Iván tiene una escuela de tenis y ahora solo lo juega y no se detiene en el ranking. Nunca le gustaron los números.
Ya no viaja al exterior, no puede dejar de llevar al jardín al amor de su vida. Noelia sabe que son los quince minutos más importantes del día para él. Ambos lo disfrutan bastante, aunque ella tiene mucho sueño y le cuesta hablar. Él lo sabe por eso le alcanza con que responda, cada tanto, con algún gesto. Ayer, en lugar de saludarla en la mejilla le dio un pequeño beso en la boca. Ella le dijo que no le había gustado, que por favor no lo volviera hacer, él con una sonrisa complice y los ojos brillosos le dijo “perdón” aunque no estaba arrepentido. Ella no le creyó.
En el jardín la maestra citó a Iván y Roxana, para decirle que su hija, habla todo el día de un héroe tenista que tiene nombres de estadios y plazas. Los dos sonrieron al mirarse.

miércoles, 22 de agosto de 2007

La Luna es Tuya

Caminando tranquilo, viviendo de la paz
De saber que hice todo lo que sentí,
Te veo sonreír y me hace bien…
Me siento a descansar, ya estás en mi mundo.
No importa mucho el resto de la vida.
Es divino el momento en que viniste a mí.
Gracias por tus ojos, gracias por estar conmigo.
Te doy todo lo que quieras,
Se que eres un amor de la vida.
Déjame sentarme a tu lado, te seguiré amando.

Cuando pasen los años.
Quiero que vivas así
sigue tu camino,
Busca tus deseos. Sube un poco más.
Cuando saltes tan alto como yo,
Te darás cuenta de la hermosura del camino.
Cuando la sonrisa estalle desde tu alma,
Sentirás ese momento de placer
Que querrás guardar para toda tu vida.
Sabiendo que lo mejor está por venir,
Te dará esperanza y unas arenas cálidas
Para que puedas sentir tu calor cerca mío.

Ten cuidado del veneno de la humanidad.
Que no te afecte,
Seguí tu corazón por el camino que elijas.
Nunca dejes de ser vos.

La Luna es tuya,
Fiel como un verdadero amor.

Cuando leas esto tal vez seas mayor,
Y muchas espinas hayas cruzado por el sendero.
Esquiva las piedras, buscando el infinito del alma.

Joaco, tu tío quiere que nunca cambies esa sonrisa.
Desde donde estés, sabé que siempre vas a tener mi confianza.
Para mi "sos un capo" y eso nadie nos lo va a quitar.

Vas a encontrar a una mujer que te haga feliz,
No te apures, hay tiempo para todo.
Evita sufrir y no dejes que te hagan mal.
La vida es larga y siempre te da otra oportunidad,

Quizás algún día ya no esté aquí.
Quiero que sepas y lo guardes como un secreto.
Fui feliz mientras viví.
Te amé mucho.
Jugamos los mejores juegos de la vida.
Cantamos las canciones más dulces.

En tus ojos no vi maldad, ni nada parecido.
Tu alma esta intacta, deseo que no la modifiques.

Joaco, cuando sea grande quiero ser como vos.

martes, 21 de agosto de 2007

La Joya


Callado, Tranquilo.
Abandona su ser. Se posa sobre los demás.
Solo Obedece. Hace lo que corresponde.

A nadie molesta, a nadie incomoda.
Se siente demasiado tranquilo.
No se siente. No lo sienten. Pasan los días y nada cambia

Hasta que un día...
Nada. Nada cambia. Nada cambiaba. Nada cambiaba menos él.
Sí. Su mundo cambió.

Rompió todo. Explotó. No pudieron detenerlo.
A la mierda con todo. Que sufra otro.

Rompió la mediocridad. La rutina, la obediencia.
Se rompía. Solo así pudo sonreír. Reír. Carcajadas.
Estallar de Risa. Lágrimas felices.

Y ya no pudo parar de reír...

Ese fue el primer caso de la epidemia del Pueblo del Sur.

Los habitantes se fueron contagiando uno a uno. Instantáneamente.

Y ya nadie pudo parar de reír. El nuevo síntoma estaba instalado.
Había llegado para quedarse. No existía solución. No iban a parar.
El contagio era instantáneo. De persona a persona.
Así fue que cada ciudadano del pueblo tenía una carcajada en su rostro.

La noticia llegó a las autoridades del Pueblo Norte.
Supieron que existía una enfermedad que daba excesiva alegría a las personas.
No quedó otro remedio que tomar la decisión.

El pueblo del Sur sería dinamitado.
El fuego ardió sobre la gente mientras esta no paraba de reír.
Sufriendo una muerte feliz.

viernes, 17 de agosto de 2007

Puro Cuento

Ayer me desperté y todo había cambiado,
Amanecí en otro lugar.
Lejos de todo, cerca de mí.

Rodeado de naturaleza nativa, pura, virgen, hermosa.
Desparramando armonía, por todas partes, si pudiera explicar.

Y la gente? La gente era otra gente, no parecía gente.
Se saludaban cordialmente todo el tiempo, se apreciaban en serio.
No ahorraban en nada, les hacía bien a todos.

Allá no encontré envidia ni hambre.
Todo sobra, obviamente que querían que todo abunde para todos.

El tiempo era para disfrutar y no para vencerlo.

El sexo dejó de ser una obsesión sobreestimada, era algo natural de la vida sin contradicciones.

Las iglesias no existían porque Dios atendía en todos lados y a todos por igual.

Todos aprenden, los chicos de los grandes y los grandes de los chicos, devastando así cualquier soberbia.

Nadie se esposa a nadie. La gente no se posee. Solo se vuelve a elegir día a día.

Las fiestas? qué fiestas, por favor, matambre tiernizado a la napolitana para todo el mundo, todos colaboran, todos comen, todos beben, y llega un punto que nadie puede parar de reír y de bailar.

Las drogas no existían, nadie busca escaparse a esta realidad.
La gente no se estimula con sustancias. El cansancio se vence descansando.

Las personas se miden por el tamaño de su corazón y no está nada bien reírse del otro.
El amor fluye entre las personas que tienen como regla no reprimirlo.

Que lindo lugar mi amor, pensarás que es puro cuento, para mi es un cuento puro, en mi sueño este lugar existió. Y sí, está lejos, pero me gustaría llevarte algún día. Para siempre.

miércoles, 15 de agosto de 2007

DeadLock

Sensaciones encontradas. Alegría y tristeza. Sentimientos raros rebuscados y forzados.
Entonces lo comprendí, estaba dentro del mismo abrazo mortal como una repetición sin final. Estaba encerrado en una burbuja girando a mí alrededor. Nunca supe que pasó por mí, pero las cosas se volvieron a repetir. Sin dudar, me encontraba inmerso de un Deja Vu. Esa interfase desconocida entre el subconsciente y el consciente. Tornándome menos cuerdo ante cada ciclo. No tenía salida. No podía escapar. Así fue como lentamente se apodero de mí. Las cosas sucedían redundantemente. Nada nuevo. Volviendo a la maldición o a la fortuna anterior. Ya no hay sorpresas. Todo lo que fluye se enterró en lo más oscuro de mis entrañas. Ahora el mecanismo iterativo poseía, de forma exclusiva, el control. Nuevamente se cometían los mismos errores que repitían sobre mi cabeza. El tiempo dejó de tener sentido.
La sensación causa estupor. Genera una conmoción de vacío en mí. Solamente florecen los fragmentos más oscuras. Ya no lo deseo pero me ha poseído. Por algún lugar de mis raíces surge una especie de placer. Como algún tipo de perversión. Disfruto fundiendome en mi fango. No consigo liberarme. Estoy encerrado. Mi cabeza no da más. Está en un círculo gravitatorio, parece no tener fin ni modificaciones. Cada elemento sabe que hacer con sigo mismo. El aburrimiento se despliega llegando a su máxima expresión. Pasaron los días buscando alguna modificación de la grilla.
Pero nada. Me está corrompiendo el interior. En este lugar dudo que algo se altere. Sinceramente, no encuentré salida. No hubo ninguna diferencia en cada ciclo iterativo. Me asfixiron plagiandose sin creatividad. La mediocridad es la vedette de esta ronda de miserias. Nadie quiere salir de este lugar pulcro por fuera y envenenado por dentro. Solo buscan perfeccionar la estructura y que está no sea parte de ningún elemento nocivo. Se encuentra todo muy cuidado, no hay posibilidad de error. Las reglas están preestablecidas. No hay escapatoria. No hay salida. No hay horizonte. Las repeticiones llegaron a mi cerebro que no puede suspender el ciclo.

De alguna manera se logró detener.
El plomo atravesó cada centímetro de locura, desgarrando cualquier tejido que interviniera en su camino. No quedó nada.
Fin de las repeticiones.

martes, 14 de agosto de 2007

Trip

Ingreso a mi casa y ante mis ojos veo ese desparramo de placeres. Ese ser desconocido jugando con mi propia fuente de placer. La parálisis de mi corazón duró unos instantes, clavando unas lágrimas de fuego en mi vientre. Tus saciados ojos conectaron con los míos. Esperé, al menos, una mirada de sorpresa mezclada con arrepentimiento. Encontré una impunidad perversa disfrutando de mi terrible despertar.
Podría haberlo matado. Podría haberte matado. Podría haber destruido aquella casa. Sin embargo, cerré la puerta silenciosamente y eche a andar.
La sangre en forma de odio fluía por todo mi Ser. Venganza, ira y pena luchando por ganar el podio de mis sentimientos.
Escapé a mi realidad y eché a andar por las calles vacías de mi alma. Mi pie pesó sobre el acelerador que no amainó sobre ninguna conciencia. Las velocidades superaron cualquier precaución concebida.
Al pasar por la esquina de siempre, una anciana cruzando a paso firme me obligaba a detener mi ira. Producir su daño físico produciría una engañada satisfacción. Su vida estaba en mis manos. Este poder hizo que la piedad de mi extremidad la salvara por pocos centímetros. Sus ojos de misericordia clavaron directamente en mi estómago. Pude reconocer agradecimiento en su vida. Estábamos confortablemente paralizados. Nos comunicamos espantosamente por un indeterminado tiempo. Sentía la presencia de un ser divino ante mi, gratificándome el poco de conciencia que asumí ante ella.
Atravecé algunas vueltas más por mi cabeza y me dispuse a volver a esa casa. Debía enfrentar un insensible destino. Con un frío pensamiento pretendía interrumpir la situación.
Bajé del auto dispuesto a ingresar cuando observo a la delicada señora acercándose lentamente. Logro divisar sus ojos celestes muy transparentes escondidos bajo una larga cabellera ceniza. Se Aproximaba a mí con sincera seguridad. Esperaba unas palabras, la intriga de aquella mujer divina me estaba acechando. Pasó por delante de mí sigilosamente. Pude notar una leve sonrisa en su rostro.
Era una simple señora avejentada. Fue toda mi fantasia. Significó unicamente un susto del pasado.
Dejé la casa para siempre recuperando solamente mi dignidad. Decidí buscar un camino menos sinuoso.
Nunca más aceleré mi vida a tan alta velocidad.
Las ilusiones han consumido la mayor parte de mis deseos.

lunes, 13 de agosto de 2007

Cierro los ojos...

Cierro los ojos, introduzco mi mano dentro del hueco del ombú donde pasamos anocheres de charlas sobre las novedades de la vida, quito un poco de corteza y me llevo al bolsillo del guardapolvo la pelotita de tenis,
los dos dientes de leche,
el muñequito de narizotas,
las canciones de Fito,
el pico de mi padre,
el frio de mis pies,
el miedo de la pelea a la salida,
el pasaje Asia, la tranquilidad de jugar en la calle,
los amores primarios,
el amigo de enfrente,
un mundo que asustaba,
Milka, el perro faldero,
la angustia de la soledad,
la injusticia del amor,
mi mano sobre tu mano,
la risa contagiosa,
saciar mi sed,
cambiar el rumbo,
el olor de mis abuelos,
el dolor de muelas,
el frío con el pelo mojado,
amar lo primitivo,
ensuciarme sin problemas,
mi aceptación,
mis perdidas de memoria,
lo placentero de recordar buenos momentos,
la emoción en forma líquida,
la desesperación de que no estés aquí,
mis ganas de amar,
la desesperanza de volver a encontrar,
las alegrias de los que lloran,
el amor de mis seres queridos,
coincidir en sentimiento,
la esperanza de encontrarte,
la felicidad de sentirme vivo,
la dificultad para expresarme,
los peligros de jugarsela
la casa donde me crié,
el árbol de al lado
descargarme las ganas,
llegar, terminar.

Ardiente Unicornio (fragmento)

Las luces estaban ideadas estratégicamente para que no cumplan su función. El saxo sonando de fondo seducía a la dama más reprimida. El orden de los ambientes demostraba un adjetivo totalmente ajeno a mí.
La ansiedad en forma de falta de aire gobernaba mi cuerpo. El deshabituado cigarrillo no cumplió efecto sedante alguno, solo dejó aliento no deseado y malestar en mi cabeza. Extirpé ese olor, que me desagradó siempre en otras personas, con una larga cepillada de dientes.
Aproveché para utilizar una tijera en la zona privilegiada. El bello púbico disminuye el tamaño de mi orgullo.
La deseada se llama Laura. Faltan cinco minutos para que llegue a casa. Cada segundo transcurrido agudiza mi deseo. Habitualmente nos encontramos y, pocas palabras mediante, nos inundados de placer. Tenemos una gran relación sexual. Únicamente. Nadie sabe mucho del otro.
Faltando un minuto para el gran momento, la oscuridad se apoderó de mí.
[...]
El resto del cuento será publicado en la Antología "Karma Sensual III:Amor y Humor".

domingo, 12 de agosto de 2007

Uno a Uno

Se miraron a los ojos. Les costó focalizar. Luego, sus defensas lo rechazaron, casi afectando su ego. Adherieron las miradas y, sin palabras mediante, se fundiéron en un largo beso que duró lo que les costó liberarse de los atuendos. Alucinaron con sus cuerpos. Se mezclaron entre risas y caricias. Exploraron cada centímetro de ese cuerpo como un bebe reconocieron el mundo con su boca.
Era una reina para él y le estaba otorgando la libertad de olvidar las jerarquías. Ella se sintió protegida como un frágil cristal.
Uno a uno sin llegar a ser dos, engancharon sus partes con una armonía que parecía diseñada a medida. Estrellaron los vidrios del paraíso e ingresaron sin culpas.
En ese instante, un padre tuvo su primer hijo. Una paloma perdida encontró a su bandada. Un venado salvó su vida ante un tigre.
Como un niño dando sus primeros pasos, comenzaron a navegar uno sobre otro. El mayor placer nacía del goce ajeno.
El requería ver el rostro de éxtasis de su angel. Cómo una foto de primer día de clases la guardaría en su retina.
Cuando más lo desearon, sus fisonomías se regalaron una expresión que se confundía entre el llanto y la carcajada.
Veían las luces del tren llegando, lo esperaban con ansias. Sus ríos estaba ingresando al mar. Podrían disiparse y ser parte del aire.
Navegaron tan libre que hasta su destino se sorprendió.
El momento en que sus labios se necesitaron para comunicar el sentimiento provocó lo esperado.
La explosión detonó bombas orientales. Como átomos dividiéndose, despidieron unas fuerzas antes desconocidas. Los impulsos contenidos se disiparon creando ondas de miel. La pared más antigua dejó salir una sonrisa delatadora. Se encontró con una vibración que la hizo sacudir como una suave ola. Disfrutaba lo que estaba viviendo. Irónicamente, en ese momento ambos murieron un instante.
Fue una ráfaga en la que un relámpago recorrió a ambos, exaltando cada electrón de los cuerpos. Irremediablemente detuvieron el tiempo. Era un sueño del que no querían despertar. Vivieron una emoción interna que prefirieron interiorizar. Como un manantial azul marino recorrió cada rincón de sus cuerpos.
Luego de un desconocido espacio de tiempo, sus mentes reposaron y lograron descansar. El viaje había terminado, llegaron a destino disfrutando cada paisaje obtenido por sus interiores. Armaron nuevamente una única figura entrelazada y se relajaron juntos.

Despertaron con sus manos arrugadas, sus espaldas corvadas y sus pelos blancos.
Él volvió en si rápidamente, calzó sus pantuflas y su salto de cama. Luego de una ducha, decidió que era necesario abrigarse. Hacía mucho frío.
Ella cuidaba sigilosamente los sorrentinos de jamon y queso. Le gustan mucho, si están al dente, a su nieto Ivan.

Libertad

Y era yo que no podía olvidar su aroma, la encontraba en cada olfato.
Sabía donde encontrarla, pero no podía irme, era más fuerte que yo.
Mi familia(que me crió) me alimentaba y me proporcionaba calor.
Por mi parte no podía evitar expresar mi felicidad ante cada caricia.

Comodidad, entendés? dije ¿Estás cómodo? me preguntó ella
No sé, yo era fiel.
Hacia pis donde me enseñaron, obedecía a lo que me enseñaron a los golpes.

Pero el pecho se me infló, sabía que era mi día.
No podía gritar. Me costaba respirar, la cola se me metía entre las patas.
No quería pensar mucho, cada pensamiento riega mis miedos.
Solo hacen tropezar la naturalidad.
Así que solté mi correa y eché a andar para un solo camino.
No me despedí pensé, supongo que me entenderán.
Aunque ya era hora de pensar en mí.

Confiaba en ella, me estaba esperando seguramente.
En el parque del barrio que pasamos una vez. Ahí tiene que estar.
Corrí al máximo de mis posibilidades.
Como el paisaje de un tren en movimiento, pasaron todos mis recuerdos.
Cada vez más rápido, tuve que ladrar. Emoción, Adrenalina, Incertidumbre.

Estaba vivo y la estaba yendo a buscar a ella.

Cuando llegó la veo a ella muy relajada. Esperándome, ladré de felicidad, pensé que mi cola podía salirse de desesperación.
Ahí estaba y me recibió sin preguntarse nada, Me recibió sin prejuicios, logro sedarme rapidamente.

Libertad era su nombre y se deslumbraba de belleza ante mis ojos. No me dejó ir de su lado.

Ahora estoy un poco ciego y rengo. Mi ladrido ya no asusta. Pero nunca voy a arrepentirme del día que la conocí a ella, me dio algo que nadie me podía dar.
Me devolvió a mí.

Pestañeo ilusorio



Conozco a alguien que me atrae. La conozco un poco más. Me encanta, me da vida. Llena mis fuerzas y mis deseos. Armo historias y cuentos en mi cabeza con ella. Me siento bien. No necesito mucho más. Se que puede ser algo fantástico para mi vida. Estaríamos unidos de la mejor forma. Jugaríamos juntos despreciando el tiempo. Nos amaríamos como pocas personas en el mundo. Lo llevo al mayor éxtasis posible.
Cierro los ojos y la veo a ella y su fidelidad. Con esa sonrisa sincera que me derrite. Sus ojos como perfecto reflejo de una hermosa alma. Mi mente dibuja una imagen surreal de ella misma. Perfecta.

Me mantengo expectante, prefiero no verte todavía. Te quiero desear más. Siempre lo que llegó fácilmente se fue rápidamente. Quiero anhelarte al máximo.
Que mi deseo toque tu puerta en alguna noche de primavera. Entre en tu sueño. Y se relaje en un ideal que formara parte de nuestro gran descansar.

En este momento, estoy en la etapa cumbre de esperanza. Buena energía de vida. Donde todo parece estar perfecto. Despertando la armonía entre mis seres queridos. Por imprevisión, siento que a ti te pasa lo mismo. Deseas el momento de tocarme también. Me esperas en tus dulces sueños. Me necesitas más que nada y nadie. Vives esperando nuestro momento con una leve sonrisa.

Abro mis ojos y todo se desvanece, aquellos sueños son pura fantasía de mi pobre corazón. Nuevamente asfixiado se desvanece. No era todo como yo pensaba. Mi mente tomó el control de mi corazón y lo partió en mil pedazos. Me debilitó. La imágen que fundé fue tan irreal y perfecta que no pude satisfacerla. Fue pura ilusión. Desbarranco en un mar de soledades.
Yo conmigo mismo. Un poco enojado el uno con el otro, ya no nos llevamos tan bien como antes. Algunas preguntas de más y saber si el corazón podrá aguantar muchas más de estos desamores.

sábado, 11 de agosto de 2007

Mediocre Oriente

Empachada, no puede creer los regalos.
Se pasea entre la gente que parece no tenerle miedo.
Es una más entre ellos. A veces se sienta a tomar un café con alguno. Se ríen un rato y luego le perdona la vida. Se le hizo muy tarde.
Tiene trabajos más importantes para hacer. Se despide con "Después nos vemos" y le presta un poco de vida.
Estrella principal de esta farsa.
La llamaron para que se quede a compartir esta enfermedad de humanidad.
El ego de cada hombre la llevaba de un lado para otro.
A veces se quejaba por no encontrar una presa fácil, pero ahora,
venían a buscarla, con el plato en la mano.
Estaba ofuscada, alguien hacía su trabajo.

La noche oscura comenzó a iluminarse. El contraste entre las estrellas brillantes y el negro firmamento personificaba la vida y la muerte. De tanto en tanto, el cielo era encendido. Completamente iluminado. Haciendo día, la noche. Tachando algunas estrellas para siempre. No tenían religión, ni pensamiento político, ni etnia. La oscuridad y el silencio comenzaban a dominar aquellas noches del Mediocre Oriente.

Una persona común.
Podría haberse disipado facilmente. Pero alguna culpa interior lo hizo marchar para allá. Lejos, donde la tierra no florece.
Siempre le gustó vivir al máximo la vida.
Así se sumergió en el regimiento desconocido.
Le pasaba algo especial.
Todo lo que sentía era intensificado al máximo.
No existían los amigos. Había hermanos.
No existían los enemistados. Había enemigos
No existían los jefes, había padres.
No exstían las novias, había amores de la vida.

Los sentimientos son esparcidos hasta llegar a un punto extremo.
De profundidad ilusoria.

Saber que la vida está en juego en cada segundo,
Lo llevó a experimentar las mayores alucinaciones.

El llanto y la risa se peleaban por florecer en cada apuesta.

Los misiles explotaban en sus cercanías.
Terroristas eran victimas o enemigos letales.

Tu vida o la mía, lo forjó a madurar excesivamente.
Asesinó. Extirpó vidas para siempre. Sintió un poder muy peligroso.
La sensación fue difícil de superar. La culpa no apareció por su cabeza. Hizo lo que correspondía. De todas formas, su estómago, no pudo digerir bocado. No consiguió dormir, llegó a ver la cara de su víctima. Fue un momento que exigía piedad, sensibilidad que no abunda en esas tierras.
Su cuerpo pedía un descanso utópico. Siguió adelante.
Su ceño comenzó a fruncirse inevitable y así maduró de manera prematura.
Mató más gente de lo que pensaba, por poco ningún civil. Avanzó sin mirar atrás. Sin vacilar ni meditar. Fue irreflexivo.
Se formó de valores y de principios.
Cuando se está al limite estos te protegen de una locura que asoma con ambición de florecer.
El miedo se nutre a diario. Tremendos estruendos repentinos. Bombas que fragmentan ciudades y corazones. Generando murmullo interior. Las imágenes que permanecen impregnadas en el inconsciente para siempre. Esos seres que gimen de dolor y piden una ayuda inverosímil. Los compañeros que se van rápidamente, sin tiempo para duelo. La fetidez de pólvora y muerte, vigilando el lugar. Creando un poco de odio, de locura y muchas sensaciones difíciles de asimilar en tan poco tiempo.
Pasaron cincuenta años. Su ceño sigue fruncido. Todas su medallas no aseguran conseguir su sueño. Las pesadillas son sus mejores siestas. Su ceguera agudiza las imágenes grabadas en su retina. De tanto en tanto, la oscuridad y el silencio de la soledad se interrumpen por un estruendo interior.

viernes, 10 de agosto de 2007

Parece Escampar

Mi vida depende de ti. Es casi una simbiosis. Yo no soy mejor que ti. Tú no eres mejor que yo. Eso no importa. Somos nosotros dos. Cruzas el río, yo te espero en la orilla, suministrándote mi mayor apoyo espiritual. Me miras, te da fuerza para llegar. Yo me desparramo en las arenas de un desierto inexpugnable y tu cara en mi tercer ojo sacia la sed.
Como algún alba que no tiene razón de ser. Ahí estas tu.

Luchando en algún rincón de esta jungla te encuentras y yo te espero pacientemente. A veces el miedo se apodera de mí. Espero que no te lastimen demasiado. Que no vicien tu amor. Intento esperar al tiempo que, por momentos, me atosiga.
Algunas ráfagas de inmadurez hacen perder la armonía interior. Te veo en rostros incómodos y equivocados. Pretendo encontrarte en almas perdidas. Intento salvar cuerpos vacíos sin integridad. Cada sufragio equivocado me lastimó y limó mi esperanza.
Pero ahora, te siento en mis mejores sueños. Me despierto en un crepúsculo ávido. Amanezco con la tranquilidad de un sabio. Y vos estás ahí conmigo. Quizás seas un ángel, que llena mi ser. Tu aceptación es total. Me buscas en tus mejores melodías y floreces mis mejores pérfiles contigo.
Tus labios como puertas del cielo desean darme la bienvenida al paraíso. Y yo entro en tu mundo. Me deslizo como una hoja se deja transportar por el viento. Con la personalidad de dejarse llevar por tus aires. Me elevas lejos, muy lejos de todo lo conocido. Con la tranquilidad de un niño, me facilitas paz. Navego entre tus mejores cualidades. Encuentro armonía en tu andar.
Juntos destruimos la soledad asfixiante que nos venía persiguiendo. La guardamos en un cajón para cuando querramos usarla. La posibilidad de elegirla, la convirtió en una bella joya.
Amo tus defectos como las mayores virtudes. Las simpatías de las imperfecciones me ilustran la persona más perfecta.
Compartiendo tus deseos y floreciendo los míos. Crecemos juntos tomados de la mano. Sin perdernos, te presto mi pecho para que duermas en él. Me regalas tu amor para que lo guarde para siempre.
Me gustaría sentir tu vientre cálido junto al mio. Armando un núcleo imposible de corromper. Mi vientre duele de tanto placer. Cuando tu imagen rodea mis pensamientos, la sonrisa interna se extirpa de mi interior. La silencio para mí.
Nos unimos como dos metales fundidos ante nuestro fuego interior. Destrozamos todas nuestras ropas y arrancamos nuestros mejores instintos internos. Por momentos, nos inundamos de dulzura, por momentos de los animales más feroces. Terminando en un abrazo interminable. Donde el tiempo se detiene por algunos instantes. El resto del mundo no se pregunta por nosotros, que tampoco preguntamos por ellos. Nos da pena y casi nada de culpa, cuan lejos estamos de todo lo conocido.

Mision Dorada

En el crepúsculo del atardecer, nuestros cinco caminos buscaron el descampado de nuestras apreciadas mentes. Nos internamos en un mar natural de energía. Buscando llevar escalonadamente nuestras emociones al punto máximo de su expresión.
Cuando el momento no resistió la ansiedad, la sabia naturaleza nos recibió con las luces de su interior y una armonía desplegó los mejores acordes para nuestras percepciones.
Así reposamos y relajamos nuestros cuerpos conectando, poco a poco, con nuestro alrededor. Nuestras pieles cayendo al suelo descamándose. Cada película gastada y vencida era escupida desde el interior del alma, despejando todas las dudas. Los prejuicios no tuvieron lugar. Se extirparon al punto de romperse y como tal átomo, desprendieron una brisa de sonrisas que comenzó a bañar los desnudos cuerpos. Cada aire de bienestar regaba nuestros mejores sentimientos rociando de una visión interior los segundos vividos. Comenzamos a recorrer caminos interiores, no tuvimos más remedio que encontrarnos con nosotros mismos. Quitamos el polvo del cofre que guardábamos. Intercambiamos un poco de nuestros tesoros sin medir un sólo segundo de ración.
Ya con nuestras almas doradas brotadas de nuestro interior, armamos una ronda de felicidad explotando nuestra primitiva juventud. Despertando los deseos naturales de la vida, atrajimos al mejor de los animalito de Dios que se unió a nosotros para protegernos y brindar un cariño supremo. Como una fogata de afecto comenzó a brotar el amor entre nuestras almas que no dudaron en sentirse y desprender el calor. No se podía evitar la paz interior de nuestros seres queridos. Desde el vientre se encontraron en un abrazo interminable.
Algunos espasmos de temor, encendían nuestras autopistas de adrenalinas que desembocaban inevitablemente en una carcajada energizante.
A partir de ese momento, la oscuridad de no necesitar nada más se apoderó de nosotros. Como un libro dorado, el maestro nos estaba enseñando sus mejores oraciones. Nos reveló como aceptarnos sinceramente. Pero fundamentalmente nos educó a conectarnos con la verdad, aceptarla y llegar a un punto de amarla relajadamente.
Cada uno siguió su camino, el animalito se dio por satisfecho al igual que todos nosotros. Estábamos dispuestos a volver a la civilización sin poder olvidar un instante de esta misión.
Cada uno de nosotros la guardará como un secreto por el resto de nuestras vidas. La unión de esta gran verdad nadie podrá extirpar. Es una alianza secreta que guardaremos para el resto de nuestra eternidad. Emocionándonos en cada recuerdo que recorrerá por nuestra retina. Con una leve sonrisa sabremos, solo nosotros, que aquella misión fue puro amor.

lunes, 6 de agosto de 2007

Algo Oscuro

Desde afuera
Ella: Linda, perfecta, segura.
Educada, correcta, centrada.
Un título profesional y un trabajo adecuado.
Tiene su auto, la ropa de moda, un pelo impecable.
Su figura deseada, belleza por naturaleza.
Una sonrisa medida, sensualidad desparramada.
Una buena familia, pudiente, de buen vivir.
Un padre perfecto, una gran esposa y madre.
No hay peleas reina una gran armonía.
Todos se reúnen en los calendarios familiares.
No hay discuciones ni malestares
Un buen novio, de una buena familia, de la religión aceptada.
Las amigas que siempre están a su lado.

Por dentro
Familia exigente.
Padre posesivo, distante. Madre ausente.
Hace años que sus padres no hacen el amor.
La madre toma alcohol a escondidas.
Su novio, la engaña cuando puede.
Nunca la hizo gozar,
termina algunos minutos antes que ella comience,
No parece importarle.
Amigas que compiten y se envidian entre ellas.

Atracones. Devora cualquier heladera a escondidas.
Luego introduce sus dedos en su garganta.
Vomita muchas cosas, se odia. Se ve gorda.
No se gusta.
Deja de alimentarse un largo tiempo.
La imagen de la perfección come su mente.
Llora por las noches, se aburre de la vida.
Tiene ataques de pánico, por momentos siente que se muere,
luego lo supera, nadie se entera.

Algo oscuro se apoderó de su mente,
Oscureció su vida, nada llegó a su interior.
Esta vacía.

Tuvo algo en mente para acabar con las exigencias.
Pastillas o un buen cuchillo.

Una tarde tuvo su último placer.
Tomó una botella de whisky de su madre, la rompió dentro de un repasador. Mezcló abudante comida con el vidrio arenizado. Devoró todo.

Hizo reventar cada uno de sus órganos del aparato digestivo.

Su cuerpo sangró por dentro.
Por afuera se veía impecable como siempre.

Prefecto por fuera, sangrando por dentro.

Una vez en el suelo, con los ojos en blanco, tembló con espasmos mientras que la sangre, rebalsó su interior. Salió de su boca. No gritó, no se quejó. Aprovechó para descargar su odio con un cuchillo rasgo su piel bruscamente. No podía perderse de ese placer.
Lentamente desparramó toda su sangre contra su perfecta casa en soledad. Su corazón no resistió más.

Solo dejó una nota: “Perdón”.

viernes, 3 de agosto de 2007

Deseo

Tocan mi puerta. Abro. Era ella.
No me dio tiempo, me abrazó.
Sentí su pancita tibia en la mía.
Sus pechos con mi pecho.
Su respirar en mi cuello.
Fue un instante de placer.
Fue más que un abrazo.
Fue todo o tal vez no fue nada.
Pero ella estaba ahí y su presencia inspiraba paz.
Me miró a los ojos y esta vez yo la abrace.
Sentí que llegó lo que esperaba.
El limbo.
Y con ella llego el bienestar.
Me tomó del brazo y me invitó a relajarme
Para siempre sin exigencia, sin maldad,
Sin nervios. Mi alma reía de felicidad.
Momento de éxtasis interno, placer interior
Todos mis deseos saciados.

Tocan mi puerta. No abro. Miro por la cerradura.
Encuentro a ella. Se ríe forzadamente.
Continúa tocando el timbre sin parar.
Pregunto quien será…
Nadie contesta a mi llamado.
Solo escucho el timbre
Su risa sádica inunda de pánico mi ser.
Mucho miedo... llanto.
“¿Quién es?” “¿Quién mierda es?”.
Una señora de cara avejentada, muy vieja y rubia.
Con los ojos bien abiertos, casi sin parpados.
Una cara inexpresiva de sonrisa y mirada perdida.
Estaba desesperado.
Logró calcinar mi alma de miedo.
No puedo respirar. No quiero Respirar.
“Hija de puta” “¿¿¿Quién es???”
Hasta que al fin contesta con una voz afónica
“Desire”. Me asustó aún más.
El timbre nunca paró de sonar.
Me senté junto a la puerta a llorar.

Abrí los ojos y agradecí el equilibro, saber que viví el cielo y el infierno me dio ganas de disfrutar el despertar.

miércoles, 1 de agosto de 2007

Heroe

Ramiro, el pobre pibe del barrio. "éste, éste no vale ni dos pesos". "Pobre Ramirito, que mina le va a dar bola".
Se subió a su bici como todos los días. Pedaleó tranquilamente.
De repente, ocurrió.
Su bicicleta comenzó a despegarse del suelo.
Sí, levantó vuelo. Sus pies cada vez más lejos del camino.
Ramiro reía. Mezcla de alegría y temor.
El barrio preguntó, “¿ese no es Ramirito?”.
Pronto las noticias del bicivolador recorrieron el mundo. Era Furor.
Tapa de todos los diarios. Efectivamente, Ramiro era sensación.
Mientras tanto, desde arriba, Ramiro regalaba una sonrisa por cada lugar que visitaba. Contagiando alegría a cada niño que lo observaba.
En un instante, Ramiro miró el Sol y pensó "Si llego hasta esa estrella seré el más grande de toda la historia". Puso rumbo al Sol. Pedaleó a más no poder. Comenzó a sentir el calor, a quemarse lentamente. Pero no quería abandonar su objetivo. Ramiro estaba decidido a hacer historia.

Si decides que Ramiro llegue al Sol pasa al punto 1.
En cambio si decides que Ramiro abandone la misión pasa al punto 2.



1) Ramiro fue sensación. Llegó Al Sol. El más grande prócer de todas la historia. Otorgó nombre a miles de calles. Billetes de todos los países tuvieron su rostro. Tuvo su día de honor. El 24 de Julio, fue feriado en todo el planeta. Ramiro murió solo y sufriendo cada segundo junto al Sol.



2) Ramiro abandonó la misión y desarmó la bicicleta. A los dos meses, cuando comenzó el mundial, nadie se acordó de él.
Ramiro tuvo dos hijos con su novia de siempre. Ella le hace el amor si él le canta su canción. El más chico le dice "te quiero" cada vez que él entra con un chupetín de Coca-Cola. La más grande escribe cuentos sobre un héroe bicivolador en la escuela. La maestra piensa que tiene mucha imaginación.