viernes, 6 de noviembre de 2009

Tomar tu mano

Yo nací para embarrarme
Para ayudar a esa gente con el agua hasta sus rodillas.
No hay religión que me diga que no ayude. Que de lo que me gusta recibir. Y yo doy sin esperar nada.
De esta forma con la tensión de las barreras vencidas, voy derribando miedos y aterrizo en un lodo, donde el sol no llega.
Estoy en un estado de reflexión total. Porque ahora dialogo conmigo mismo pero con una cordialidad que nos sentimos íntimos. Eso es lo que somos :). Lo que pasa es que yo le he hecho algunos desplantes, abandonos y hasta agresiones.
Pero mi intimidad es fiel, me espera, cuando me voy por las enfermedades de este mundo. Se ríe, se enoja y espera a que vuelva a florecer.
"Es inevitable" me dice. El amor recorre cada una de mis células, y algunas miradas hacen que se derrita y que funda cada componente de mi cuerpo. Me vacían los pensamientos y me lleno de esperanza. Siento atracciones que estaban guardadas en un cofre blindado. Pero esas sensaciones lustran la lampara y este sale libre.
El amor se conserva intacto dentro de mi. Sorprendentemente, es lo único que no ha cambiado. Siento amor hasta por el dolor que me causa la contractura en mi espalda. Es raro, pero es un estado total, que no tiene contradicciones. Eso es la perfección. Amo hasta mi forma de hablar. Esa que tanto rechacé ahora me parece tierna y me gusta mas que mis virtudes que me dieron por nacimiento.
La cuesta arriba solo me da mas fuerzas. Si fuera una rampa hacia abajo llegaría rápido y me olvidaria del costo que tiene llegar. Tan solo, con paciencia y sin pereza puedo crecer.