miércoles, 26 de agosto de 2009

Sacando la basura

Quizás sea polvo de este aire y flote con el viento. Quizás salga a la calle distraído y el camión de basura que ayer salvó mi vida, me abrace con sus ruedas y me deje clavado en el duro asfalto. Nadie recordará todos mis sueños y todas mis ganas de vivir y las ganas de limpiar la basura. Cuanta fe tenía en todo y el amor que tuve por cosas insignificantes. Pienso en la gente que vendría a verme, los comentarios volarían de aquí por allá. Y yo miraría todo desde arriba, viendo que la gente me amaba más de lo que yo pensaba, como siempre es. Como siempre que alguien se va. Mi viejo por fin me vería actuar. En algún video que mi hermano con una lágrima en su cara le muestre, intentando que él cambie y que acepté este camino que elegí. Yo desde el cielo los miraría y miraría sus lágrimas, y al fin les pediría que sean felices como son, yo también aceptaría sus vidas. Que no era necesario que nadie cambie, que al fin dejaríamos caer nuestros candados pidiéndonos que seamos otros. Les pediría que nos relajemos a aceptarnos y a amarnos. A hacer algo por la gente, toda esa gente que nos necesita porque no nacieron con la misma suerte que nosotros.
Muerto y en el cielo, me arrepentiría únicamente de no haber hecho más por esa gente. Sentiría pena por no haber podido dar todo ese amor que tenía adentro. Porque así, desde el aire me resultaría tan fácil y tan posible que me daría vergüenza las excusas que daba. Observaría todo esa injusticia y no podría descansar en paz.
Porque no fui de nadie y fui de todos. Solo fui un espejo de los sentimientos de los demás. Por eso sufrí y goce tanto, dependiendo altamente de mi alrededor. A pesar de toda esta inestabilidad fui feliz, no tuve más remedio, vencí todas las angustias y fui yo, y me conecté conmigo, marqué un poco el camino para algunos, para otros obviamente que no. Pero viví a mi forma.
Quisiera que festejen y no me extrañen que así como mi abuela aparece hoy en mis sueños, yo aparecería en cada uno de esos sentimientos de vacío. Que bailen y gocen la vida sería la mejor forma de homenajearme. Me sentiría bien si veo esos ojitos azules con una sonrisa y que la angustia de no habernos conocido más se aleje de esa almita. Que se lean poesías y cuentos, esas que tenían 0 comentarios. Que sean distribuidas a través de mis seres queridos, que son muchísimos, cien, miles millones. Para que me llenen de lindos mensajes y así sonreiré con el viento. Y los acariciaré cuando ellos sientan ese frío en la nuca. Me sentaré al lado de ella para darle amor puro y alzarla hasta llegar al Sol, haré lo imposible para que la sonrisa reine su pequeño rostro. No descansaré porque nunca descansé.
Desde niño lloré en soledad, pero ahora la soledad me pellizca el ombligo y me genera ganas de jugar como cuando no conocía las preocupaciones. Siento que nunca deje de ser un niño. Me iré de aquí, buscando la aceptación de mis seres queridos, como aquél chico parado en el trampolín. Gritando desde las arterias, quiéranme que todavía yo no me acepté. Así con las venas abiertas al mundo vivo, tan frágil que me da miedo quebrarme algún día.
El arte que llevo adentro libera un poco de mi mala suerte. La deja patas arriba y siento que todo es celeste. Termino de escribir extasiado de amor por mi mismo, esperando que el camión de basura nuevamente giré sus ruedas para que pueda seguir por este camino que elegí.

viernes, 21 de agosto de 2009

Explosión natural de letras

Me resistí a seguir olvidándome de una parte mía que me da aire. Estoy en un momento cruzado. El jueves pasado dejé a mi psicóloga y hoy, después de una semana me quiero sentir liviano. Pero sin embargo estoy cargado, lejos de la fe que últimamente me lleva por un camino que me conecta con una alegría interna intensa. Igual en este momento estoy enroscado y debería hacer algo al respecto. Una meditación, respiraciones, y demás cosas. Pero no tengo ganas. Quiero quedarme con esta sensación de malestar que me llevó a comenzar a escribir estas líneas. Son impresiones mezcladas con una realidad que a veces no alienta a seguir adelante y me hace preguntar adonde va a terminar esto. Veo todo ese amor que quema por adentro y no hay lugar donde depositarlo. Ayer un cuerpo durmió conmigo y sin ganas de tener sexo conmigo. Pensé que había sido positivo pero solo me hizo sentir que no podía seguir así.
Entonces respiro hondo y la veo al lado mío y yo encima de ella como un perro faldero. Ella con la histeriqueada de siempre de la cual no puedo escapar. Esto me ocurrio hace unos minutos también, otra señorita que me llama para que vaya, voy y ella se va antes de que yo llegue. No se puede creer cuanta mala onda que tengo encima. En su momento lo sentí muy desagradable porque la historia se repite una y otra vez. Nuevamente caigo en esas redes que me llevan a mi amor maternal.
Pero no todo se ve mirando con una lupa. Y cuando veo este presente en general lo veo con un aire de bienestar de amor que rodea. Pero ahora estoy pensando de más y me enrosqué con mi propia cola y casi me está asfixiando. Hacía aproximadamente treinta minutos antes de que esto pasara estaba en armonía total.
En serio, no puedo andar buscando el amor donde el vacio y la insatisfacción abundan. Me siento abandonado en su máxima expresión. Quiero ir por el camino despejado en el cual no tenga que estar esforzando mi vista para ver. Adentrarme en pantanos obscuros cuando hay playas despejadas esperándome. Nuevamente esta última frase me sirve para encontrarme con mi fe. Esa que me hace respirar un aire cálido día a día, sentarme a pensar en mí. Y volver cada vez que puedo a mis fuentes. Entonces las dulces voces aparecen en mi cuello y busco sin más que bondad el camino que me lleve al descanso. La muerte me espera, pero no me deja llegar ahí sin haber transitado estos pasajes que me llevan a la fertilidad de caminar bajo un sol de esperanzas. Buscamos solo a veces la felicidad pero en otros momentos la injusticia arde en mis ojos.
Nos miramos unos a otros y reconocemos ese ser Divino que hay en cada uno, cuando todo parece áspero y religiosamente austero. El amor floreció de un pantano, como una flor del loto. Por momentos, me siento como un ser ejemplificador que transforma toda energía en positiva. Ayudando a su alrededor sin más que que una sonrisa saludaBLE y unas manos arrugadas transpiradas por los nervios de esta vida que parece tan irreal.
Apareció esa bella anciana cercana en uno de mis sueños. Eso fue real. Pude tocarla con mi mano. Recordé por su reacción que no estaba acostumbrada a que la toquen con amor. Por eso se inquieto. Me dijo que no todos podían recibirla tan cordialmente. Me sentí muy a gusto con su presencia, estaba emocionado y la extrañaba tanto que pudo ser real o no, me senti reconfortado. Me contó acerca de la muerte y me llevó a ver a alguien muy grande que me dijo que todavía se podía armar una historia en esta vida. Crecer en todos los sentidos, sabiendo que no se puede aflojar y que es mas facil transitar el camino despejado que doblar para adentrarse en la osucridad del pantano.