domingo, 5 de febrero de 2012

Cocinando en casa lejos

El primer día de servicio en el ashram empezó temprano haciendo mis prácticas con la gente que estaba tomando el curso. Hicimos mucho Yoga, unas respiraciones pero no hicimos la respiración principal, sudarshan kriya. Ellos harían a la tarde el Sudarshan Kriya largo y yo estaría trabajando. Entonces, me fui a mi habitación a “respirar”. Estaba un poco resfriado al terminar mi salud estaba mucho mejor.
Entonces bajé y desayuné con todos. Entonces Santiago, un instructor experimentado argentino me dijo, “Hacé buena la letra al principio. Dejá una buena imagen y después te relajas”. Siempre escucho mucho a Santiago. Entonces le pregunté a Lucía en que podía ayudarla y me dijo “desayunaste?”. “No, entonces desayuná y después vení a verme”. Desayuné cereales, con jugo de naranja. Frutas y Tostadas. Me alisté con lucía que me envío a la cocina… Estaba contento de cocinar. Le dije a Vero si quería hacer ese Seva también, me parecía que estaba bueno . Vero no estaba tan contenta como yo pero vino a la cocina.
Cristina era la encargada de la cocina. Giorgio, el cocinero. Supuse que Cristina estaba para amortiguar el humor de Giorgió. Hacían buena dupla.
Comencé cortar tomates. Raramente Cristina dijo que los buenos tomates iban para la Salsa y los malos para la ensalada. Yo no podía creerlo lo que mis compañeros me decían. Ya comencé a cuestionar a la autoridad. Estás segura que los buenos son para la salsa y los malos para la ensalada, se van a ver… Sísí segura… Cosa de italianos, pensé.
Al rato, la charla con el resto del equipo de tomates era divertida. Me hablaban de fútbol, de mujeres y de cosas similares. Le pregunté a uno de los hombres por su familia. Me dijo que nunca se casó y nunca tuvo hijos. Creo que mi pregunta no fue tan bien recibida, pero era solo una pregunta. Para descomprimir volví a repetir. Los buenos para la salsa y los malos para la ensalada, no?
Cocinábamos para 300 personas, así que la cantidad de tomates era grande, algo así como dos cajones de tomates para la ensalada y dos para la salsa.
Los tomates eran para la noche. No había apuro. Los chicos eran del curso. Estuvieron una hora y se fueron. Entonces viene Cristina y me dice, son las 10 deberías ir para el curso. No, me quedo, no hago el curso. Se puso muy contenta con un gran festejo, bien italiano. Era muy simpática.
Entonces me pusieron a cortar algo así como hojas de pino. Vas a ser el encargado de esto. Estaba totalmente enfocado en mi tarea. Los pensamintos se redujeron al mínimo. Estaba haciendo la tarea al 100%, mucha armonía. Cortaba las hojas en chiquito, cuando al lado vino una chica de Bulgaria, "a ayudarme". Yo ponía las hojitas que estaban listas… y ellas las sacaba y las cortaba más chiquita, estilo orégano. Yo las cortaba casi estilo ensalada. Ella se enojaba mucho. Yo le digo no tenes que enojarte. Estoy aprendiendo. What? Me dijo sacada… Nada, le dije. Que haga lo que quiera, la cuestión es que yo no pensaba perder mi armonía.
A las 13hs terminaba, podíamos almorzar hasta las 15hs. Almorcé, identificaba cosas que había cocinado con mucho orgullo, y me dormí una siesta hasta las 15hs. Volvimos a cocinar toda la tarde hasta las 18 que salían del curso. Pusieron música hindú. La mayoría de los sevas eran Indios. Algunos venían un rato y se iban. Con Vero nos tomabamos Breaks para té, mezclados con breaks para baños. Charlabamos mucho. De todas formas yo estaba contento con mi seva.
A la noche vino el gurú al Satsang. Estaba realmente contento. Fue un satsang hermoso de Navidad. Estaba muy jugueton y divertido. Le regalaron un gorrito de navidad que se movía con la música. Dijo que este año era de dicha y demases. Fue hermoso. Cantamos un rato.
Los días en el ashram transcurrieron elevándome. Mucha observación. Una vez por día Guruji paseaba por la cocina. Yo sentía que la venía a bendecir pero simplemente la miraba y opinaba. De repente decía, a esto le falta un poquito de color. Generalmente, simplemente paseaba y Giorgio le iba contando y él asentía sonriente. Nos miraba a todos los de la cocina. Había “un seva” que hacía 20 años estaba en la fundación. Guruji lo abrazaba o le hacía bromas a él.
Me hice amigos en la cocina, la mayoría mujeres. Los hombres venían a hablarme porque estaba con Vero(tiene una belleza muy especial) y terminaban pidiéndole el mail a ella. Vero me celaba jugando cuando me hacía una amiga nueva. Terminé siendo muy amigo de la chica de Bulgaria. Con otra chica de Bulgaria, que estaba siempre lavando en la cocina, también nos llevábamos muy bien. Pasaba y me decía Dário. Quería saber mi nombre y nunca le salía bien. Usaba anteojos y rulos. Era instructora de un proceso de vidas pasadas, me pareció muy joven para dar ese proceso.
El tiempo transcurrió en el ashram. Pude observar mi relación con la autoridad. Mis pensamientos con el trabajo. Mi relación con las personas. Mi relación con mi maestro. Y muchas experiencias inexplicables.
Meditabamos con Guruji al mediodía, nos visitaba dos veces por día en la cocina y a veces salíamos a caminar con él. Estaban todos en curso así que eramos poquitos.
El lugar era en medio de una super montaña con nieve. El ashram era realmente un paraíso. Todo de madera. Con las diferentes secciones. El mercadito podías comprar las mejores mercaderías todas en inglés o en alemán. Tenías todo lo que necesitabas y mucho más también. Gente de cualquier lugar del mundo, como una villa olímpica. Con mucha nieve afuera y frío. Pero mucho calor y amor adentro. Todo muy perfecto también. Me acuerdo que un día no estaba bien separada la basura de lo que es papel, comida y plásticos. Y nos reunieron a todos los de la cocina para explicarnos. Giorgio me dijo que yo lo corrigiera. Me tenía de hijo para las tareas duras.
En un momento estaba amasando pizzas y me dice “te lavaste las manos?” “Sí, claro” le respondí sin pensarlo y me dijo igual no quiero que estés acá porque haces reír a todo el mundo y necesitamos estar tranquilos. No es un reto, pero necesitamos esto ahora. Lo miré y pensé en decirle que lo que me decía era muy poco arte de vivir... pero lo miré a los ojos y me fui cabeza abajo. Me sentía despedido de mi trabajo. Entonces me fui del ashram y justo salió a caminar Gurúji y cuando llegué me hacé “oooohhh” una sonrisa enorme y se rié y se me queda mirando. Hasta ahora no me había dicho nada nunca. Pero me miró y me dijo eso y se me fue todo mi malestar.
Después me sentía tan en confianza que le ofrecí mi gorra para el pelo me dijo que no… Otra vez mal. Claramente estaba trabajando el punto de no ser la pelota de opinión de los demás.
Entonces continuaron los días. Por las noches fiesta después del satsang, bailes. Por el día arduo trabajo. En un momento me enfermé y me imaginaba “uf Alemania, trabajo”. Me iban a decir trabaja igual. Sin embargo, me mimaron. Me dieron unas hiervas, un te chai y me dijeron que descanse. Me había olvidado por momentos que estaba en casa.
Debía irme el 2 de enero para Berlín. Pero el 31 de Diciembre no me dejaron ir a ver el Guru a una meditación de las 3 que dio en el día, no era grave, pero la verdad que estaba cansado y quería irme con todos los argentinos. Hablé con Lucía, pensaba que me iba a decir que no, que ya me había comprometido y toda la perolata esa. Le pedí si podía irme antes me dijo que no había problema. Otra vez la realidad era mejor que mis pensamientos, estaba en casa.
El 31 entonces estaba realmente contento de terminar con el Servicio y de ir para Berlin. Vino mucha gente, yo el 30 hice de acomodador de autos. El 31 hicimos las camas y las habitaciones de los que se estaban yendo. Fuimos a otro mini ashram que había cerca también a hacer cama. Trabajé con una hindú que era muy inteligente. La tenía mucho más clara que yo con eso de las camas.
Nos estábamos despidiendo la búlgara que se enojó porque cortaba mal los pinos, me regaló una super bufanda de todos los colores. Le debe haber costado darme eso por lo que lo valoré aún más. No le di nada a cambió, simplemente mi agradeciemiento
El 31 a la noche fue puro festejo.

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El gurú dio una charla de lujo. Después hicimos un brindis entre todos los argentinos. Eramos como 30. Beatriz, pidió que cada uno diga unas palabras. Había lindos brindis. Algunos brindaban porque Cristina conozca al Guru en el 2012. Porque todos vivamos en el amor. Otros brindis más misticos “poder dejar el amor terrenal y elevarnos al amor divino”, que será eso me preguntaba… no es todo lo mismo? Yo brindé por que no había otro momento, ni otro lugar con la que quiera estar en ese momento.
Había arreglado con una chica de Estados unidos, que le traducía las preguntas a Guruji, me parecía realmente linda que se venía a Berlin conmigo, después que venía a Barcelona también. Lo proponíamos entre los dos apoyándonos el entusiasmo. Casi que arreglamos la vida juntos. Cosas que la atmosfera del amor hacía. Le pregunté a Bea si ella podía venir a la sede de España conmigo y me dijo que Guruji le había dicho a ella que se quede en el Ashram, y yo le dije que ella quería venir. Ok, me dijo Bea con cara de complice.
Después fiesta y baile, comenzada por los argentinos.
Al otro día dejé el Ashram, la saludé a Lucía, a mi jefa, todo bien pero me alegraba no volver a verla. Saludé a muchas personas que conocí en esos 7 días. Gente alucinante, gente que se superaba a sí mismo. Algunos que parecían no adquirir nada de conocimiento. Algunos como yo que vivimos aprendiendo, pura observación.
Estar cerca del gurú es una de las bendiciones más grandes que pude tener. Me fui emocionado, miré atrás al ashram y me despedí por dentro.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Dario, yo hice el Parte 1 y el 2el año pasado y experimente ese amor que aun recuerdo.
Que bueno haberte animado a hacer el seva!!que rica experiencia tuviste!!!!
y conocer al guru,un ser de tanta luz !!. en este relato me transmitiste el gran aprendizaje que tuviste en 7 dias !! Como siguio tu viaje?? me imagino que habras vuelto como flotando !! gracias por tu testimonio !! Diana Achilli.