domingo, 20 de diciembre de 2009

Perú Fase 2 – Vicenticos navideños

El segundo día de trabajo fue más potable. Los mocos se me caían de la nariz. En la cena de la noche anterior, me habían dicho que estaban todos en contra de nosotros, porque íbamos a corregir su trabajo. Yo no sentí nada de eso, hace rato que no siento la mala onda. Qué buena virtud que estoy adquiriendo. Un flaco me dijo algo así como… con mala onda, no me acuerdo la frase pero me dio mucha risa en serio y el flaco se rió después y se disolvió. Al rato me pidió ayuda con algo
En eso un chico que estaba en diagonal mío también me pidió ayuda, se la di. Le pedí su mail para que le mande la info completa. “relbocanegra@bcp.com.pe”. Ok, ahí entendí todo… No sé qué pero suena bien.
Nos miramos a los ojos… Nos besamos. Mentira, pero la mirada fue como de admiración mía por el apellido y su pasado y el flaco admirado de si mismo. Cuando volteé me preguntaba qué pensarán los anscestros si lo vieran trabajando en un banco. No me respondí.
Al mediodía le dije al comedor del banco que quería almorzar algo que no tenga ni carne, ni pescado ni pollo. Me miraron rarísimo. Todo en Perú tiene eso. Me hicieron un arroz a la cubana con banana frita, muy rico.
A la tarde mientras trabajaba, pensaba en llegar al hotel y bañarme. A la vuelta me llevó un compañero de trabajo tardamos dos horas. El tráfico de Perú es igual a esos días en que Buenos aires no andan los transportes públicos y no hay semáforos. No se puede creer. Lo peor es que le indique mal el hotel y ya estábamos en el auto hacía dos horas y no le quedaba de paso. Willy tenía mejor humor que yo. Me dice si quería ir a cenar con un “pata” de él a un lugar muy copado. Buena onda nuevamente, “No, gracias”. Tenía la imagen de bañarme en el hotel y descansar. Casi inmejorable. Cuando pudimos encontrar el hotel, le agradecí e instantáneamente estaba en la ducha, demoré 1 hora por reloj.
Estaba para ir a comer al restaurante del hotel en toalla pero me pareció muy ostentoso. En la recepción estaba la musiquita de las tarjetas navideñas, me quedé un rato ahí y pensé “Pobre chica que trabaja acá que tiene que bancarse ese ruido solo porque el gerente lo dispone”. “Estas harta del sonido de la tarjetita, no?” “Lo que pasa es que no me anda la radio”. Ok, esta chica es rara. Pero cuando fui a cenar en el arbolito de Navidad estaba el mismo sonidito agudísimo y repetitivo tan agradable. Me acordé de una frase de Pablo Fraga, “el sonido no molesta, lo que molesta es la resistencia al sonido”. Así que intenté aceptarlo, si toda la gente que come ahí lo acepta porque yo no podía. A los 4 minutos y medio le pedí a la chica que por favor apagara el sonidito ese, creo que lo dije con el cuchillo en la mano porque la apagó inmediatamente. La gente que estaba comiendo me miró, se levantó y se fue. Espero que sea porque habían terminado de comer. Me quedé solo en el comedor y en silencio. “Por favor podrías prender el sonidito de la tarjeta navideña”.

En Perú son muy creyentes en … Navidad. Todo está iluminado con lucecitas navideñas, todo tiene mucho ruido. Creo que porque tienen fe en… navidad, por eso son tan buenas personas y hacen muchos favores.
Dormí plácidamente, le pedí a la gente del hotel que me levantaran a las 7:00. Ni llamaron, me levanté solo. Son buenos pero un cuelgue. Llegó el viernes, excelente humor. Respiré nuevamente, ejercicio y se me hizo tarde nuevamente.
El trabajo se me hizo casi leve nuevamente, dentro de lo que es trabajo. Salí y por primera vez tomé un transporte público, me arrepentí de no haberlo hecho antes. Los colectivos son rarísimos también. Se baja un flaquito stresadísimo y dice “para donde va la combi hecha colectivo y tratar de convencer gente para que suba. Así me subí a uno que iba para cualquier lado y me bajé a la cuadra. Es increíble como viaja la gente. “Javier Prado, Javier Prado.” Y agarran a la gente del brazo para que suba. En un momento se liberó un asiento y el flaco bajo gritando “Hay asiento libre!!!”
Llegué al hotel, me tomé una cerveza con frutas y un maní. Me bañé y me fui para Barrancos, a pasar una noche... una nocheeeee.

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