viernes, 25 de diciembre de 2009

Lima-Cusco . Solo Transición 6

El lunes y el martes de la anteúltima semana de diciembre fueron exclusivos de trabajo. Difícil, cansador y exhaustivo. El final del trabajo fue defender lo que había hecho contra un equipo de trabajo que peleaba por lo suyo. Feo momento, me quedé mal. Fue la otra cara de la moneda de este viaje. Stress, pelea, discusión. Decepción de la gente con la que trabajaba, presiones. El martes terminó mi trabajo a las 22 hs de la noche y con dudas sobre mí el tiempo aplicado en ese banco. Gente con tanto miedo, todo el tiempo me decían, "pero que digo arriba". Después descargaban ese temor hacia mí con sequedad.
Es terrible como cambia todo, después del domingo con Eva en armonía, el martes terminé el día sin confianza en mí, en lo que estaba haciendo, y con dudas sobre mi presente laboral. No pude ver la divinidad en los ojos de esas personas agresivas. No pude verme desde otra perspectiva. Perdí la fe por momentos. Me fui a dormir enviando el mail a Focus con el informe del trabajo realizado.
El miércoles arrancó tarde y con un descanso reparador. Desde la empresa a la que trabajo me llego un mail. Mi negatividad esperaba una disconformidad por el informe que había enviado. Sin embargo, me llego un "excelente trabajo, querés quedarte una semana más en Perú para seguir yendo al banco pero a otro sector?". Luego de pensarlo mucho, el momento en el que estaba respondió que no quería quedarse.
Fui a cobrar el dinero del trabajo realizado y a partir de ese momento la moneda se dio vuelta nuevamente para mostrarme la otra cara. Entendí entonces que la otra cara de la moneda tiene que estar para poder disfrutar la cara positiva de la vida.
Salía en 4 horas para Cusco, la tierra prometida para todo tipo de descanso. Me fui a caminar por Miraflores hasta la playa, treinta minutos a pie. Llegué a una estatua de veinte metros iluminada desde el suelo. Eran dos personas abrazadas y acostadas. Cien metros abajo estaba la playa, también desierta. Bajé por un barranco y llegué a la playa. Al llegar, comencé a caminar por la playa hasta que acampé en una zona agradable. Cerré los ojos para concentrarme en el sonido del mar. Esta vez cuando las olas de vuelta al mar rozaban las piedritas eran como pequeñas risas suaves multiplicadas. Al abrir mis ojos era totalmente de noche. El tiempo voló entre meditación y 'dormitación'.
Había olvidado por completo el arduo día de trabajo.
Tenía mucha energía así que me fui a caminar en sentido contrario al que había venido para encontrar una subida a la civilización. No encontraba nadie en mi camino como para preguntar, alrededor mío era solo un mar las piedras, arena, montañas y yo. Algunos autos pasaban a toda velocidad por la carretera. Estaba tranquilo de todas formas, no tenía pensamientos negativos. En ese momento encuentro a una persona del lugar y me dice que no siga caminando que me estaba por meter en "barrio malo". OK, volví cantando por la playa. Estaba volviendo a la armonía del domingo. Mucho tiempo de soledad necesitaba gente. Así que subí a Larcomar, visite algunos museos, nada interesante. Lima esta lleno de casinos, asi que entre en uno y jugue un poco de plata. Es imposible salir satisfecho del casino, la frase "si hubiera" todo el tiempo surge en tu cabeza. Volví al hotel para hacer los bolsos y dejar el hotel.
El hotel tenía pulgas, el cuerpo me picaba terriblemente. El taxi llegó mas tarde. Lima no se merecía un final tan desagradable. Me fui a tomar el avión hacia Cusco a las 6am.
El viaje fue corto, en una hora y media estaba en el hotel reservado. El hotel reservado no tenía lugar.
Estaba en Cusco, las calles eran subreales. Abundaban las piedras de gran tamaño para todo.
Sin embargo veía mucho turista, era como una Villa Olímpica, todas las naciones en un lugar. Me decepcionó un poco tanto turismo.
Era 24 de diciembre, mi objetivo para conseguir un hostel en el que haya gente, tenía miedo de pasar la navidad brindando solo. Era banal pero era mi única preocupación. El que había reservado estaba lleno. Conseguí un hostel muy humilde a 3 dólares la noche. Después de la pulgas del hotel de de Lima, descarte que mas caro es mejor. Fui hasta la plaza principal. Todavía sin entender mucho adonde estaba.
Y creo que la altura me estaba haciendo mal. Cusco tiene un sistema automático anti estrés. Cuando caminas rápido, comés mucho o te preocupas por pequeñeces, automáticamente, por los tres mil quinientos metros de altura sobre el nivel del mar, comienza a dolerte la cabeza y te sentís abombado. Me fui a dormir una siesta, hasta la mañana de vísperas de navidad.
En cusco tenía poco tiempo, entonces apenas me levanté fui a sacar pasajes para el Machu Pichu. Una vez que los conseguí sin agencia de turismo me relajé un poco más. Estaba todavía apunado, así que me compré unas hojas de coca y aprendi a masticarlas. Llovía y estaba en ojotas, me compré un par de medias porque tenía frío en los pies. Fui a un comercio que era un baño público limpio por s/0.50 el papel. Venía complicado así que compre dos. Volviendo para hostel entré a un museo del Dios del Sol. Quería absorver un poco de esa energía. Cuando lo estaba recorriendo escucho un coro y gente cantando. Lo disfrutaban, estaban practicando para la misa. Comencé a hacer mi respiración diaria en la iglesia. En la mitad del Kriya(esta bien así, daro?) me interrumpe una señora, "estamos cerrando...". Ok, traigame la cuenta por favor. Fui a la plaza central, se largo a llover mucho, así que no me quedó otra que entrar a los videos juegos. Desafiaba a los chiquitos que jugaban al juego que mejor se jugar. Quería hacerme el canchero: “como se juega a esto?” y después ganarles a todos. Pero no fue así, creo que perdí la magia, me mataban todos. Ya había parado de llover hace rato, no tenía mas excusa para quedarme.
Llegué a la plaza principal, y nunca vi tanta gente junta. Había mucho bullicio en diferentes idiomas. Muchas tiendas de venta de cualquier cosa. Desde pastito para el pesebre (reutilizable para camellos) a triples para enchufes.
No me interesaba nada. Estaba con mi terrible obsesión de no pasar solo la navidad.
Fui a oficina de turismo, el cual era un lugar de venta de excursiones asi que no tenía idea lo que le estaba preguntando.
En ese momento me encuentro con una española que vendía tortitas en una canasta para ayudar a los chicos del hogar. Ayudando a almas carenciadas seguramente podría sanar mi soledad de vísperas de navidad. La ayudé a vender unas tortitas, asi que fue a buscar más y la acompanié. Cuando llega le pregunta a su compañero si sabe adonde puedo pasar navidad. Me da la dirección de un bar de ellos para ayudar a chicos carenciados. Bueno, me despidieron y yo al menos tenía algún lugar adonde ir.
En eso una chica pasa y se me queda mirando a los ojos. Era linda asi que le digo “hola”. "Queres masajes?" me dice. Bueno, quince soles y entré a un santuario para que me haga masajes. Lo disfrute, todo el tiempo intentaba focalizarme en que eran solo masajes y nada más. Así relajado fui para el hostel.
Del avión había guardado un pan dulce personal. Era tarde, no sabía que hora era igual. Podría ser hora de empezar a preparse para salir a la cena de navidad. Pero en ese momento me desprendí de la obsecion por compañía y me comí el pan dulce personal como para festejar navidad y me quedé dormido.

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