viernes, 10 de agosto de 2007

Parece Escampar

Mi vida depende de ti. Es casi una simbiosis. Yo no soy mejor que ti. Tú no eres mejor que yo. Eso no importa. Somos nosotros dos. Cruzas el río, yo te espero en la orilla, suministrándote mi mayor apoyo espiritual. Me miras, te da fuerza para llegar. Yo me desparramo en las arenas de un desierto inexpugnable y tu cara en mi tercer ojo sacia la sed.
Como algún alba que no tiene razón de ser. Ahí estas tu.

Luchando en algún rincón de esta jungla te encuentras y yo te espero pacientemente. A veces el miedo se apodera de mí. Espero que no te lastimen demasiado. Que no vicien tu amor. Intento esperar al tiempo que, por momentos, me atosiga.
Algunas ráfagas de inmadurez hacen perder la armonía interior. Te veo en rostros incómodos y equivocados. Pretendo encontrarte en almas perdidas. Intento salvar cuerpos vacíos sin integridad. Cada sufragio equivocado me lastimó y limó mi esperanza.
Pero ahora, te siento en mis mejores sueños. Me despierto en un crepúsculo ávido. Amanezco con la tranquilidad de un sabio. Y vos estás ahí conmigo. Quizás seas un ángel, que llena mi ser. Tu aceptación es total. Me buscas en tus mejores melodías y floreces mis mejores pérfiles contigo.
Tus labios como puertas del cielo desean darme la bienvenida al paraíso. Y yo entro en tu mundo. Me deslizo como una hoja se deja transportar por el viento. Con la personalidad de dejarse llevar por tus aires. Me elevas lejos, muy lejos de todo lo conocido. Con la tranquilidad de un niño, me facilitas paz. Navego entre tus mejores cualidades. Encuentro armonía en tu andar.
Juntos destruimos la soledad asfixiante que nos venía persiguiendo. La guardamos en un cajón para cuando querramos usarla. La posibilidad de elegirla, la convirtió en una bella joya.
Amo tus defectos como las mayores virtudes. Las simpatías de las imperfecciones me ilustran la persona más perfecta.
Compartiendo tus deseos y floreciendo los míos. Crecemos juntos tomados de la mano. Sin perdernos, te presto mi pecho para que duermas en él. Me regalas tu amor para que lo guarde para siempre.
Me gustaría sentir tu vientre cálido junto al mio. Armando un núcleo imposible de corromper. Mi vientre duele de tanto placer. Cuando tu imagen rodea mis pensamientos, la sonrisa interna se extirpa de mi interior. La silencio para mí.
Nos unimos como dos metales fundidos ante nuestro fuego interior. Destrozamos todas nuestras ropas y arrancamos nuestros mejores instintos internos. Por momentos, nos inundamos de dulzura, por momentos de los animales más feroces. Terminando en un abrazo interminable. Donde el tiempo se detiene por algunos instantes. El resto del mundo no se pregunta por nosotros, que tampoco preguntamos por ellos. Nos da pena y casi nada de culpa, cuan lejos estamos de todo lo conocido.

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