viernes, 3 de agosto de 2007

Deseo

Tocan mi puerta. Abro. Era ella.
No me dio tiempo, me abrazó.
Sentí su pancita tibia en la mía.
Sus pechos con mi pecho.
Su respirar en mi cuello.
Fue un instante de placer.
Fue más que un abrazo.
Fue todo o tal vez no fue nada.
Pero ella estaba ahí y su presencia inspiraba paz.
Me miró a los ojos y esta vez yo la abrace.
Sentí que llegó lo que esperaba.
El limbo.
Y con ella llego el bienestar.
Me tomó del brazo y me invitó a relajarme
Para siempre sin exigencia, sin maldad,
Sin nervios. Mi alma reía de felicidad.
Momento de éxtasis interno, placer interior
Todos mis deseos saciados.

Tocan mi puerta. No abro. Miro por la cerradura.
Encuentro a ella. Se ríe forzadamente.
Continúa tocando el timbre sin parar.
Pregunto quien será…
Nadie contesta a mi llamado.
Solo escucho el timbre
Su risa sádica inunda de pánico mi ser.
Mucho miedo... llanto.
“¿Quién es?” “¿Quién mierda es?”.
Una señora de cara avejentada, muy vieja y rubia.
Con los ojos bien abiertos, casi sin parpados.
Una cara inexpresiva de sonrisa y mirada perdida.
Estaba desesperado.
Logró calcinar mi alma de miedo.
No puedo respirar. No quiero Respirar.
“Hija de puta” “¿¿¿Quién es???”
Hasta que al fin contesta con una voz afónica
“Desire”. Me asustó aún más.
El timbre nunca paró de sonar.
Me senté junto a la puerta a llorar.

Abrí los ojos y agradecí el equilibro, saber que viví el cielo y el infierno me dio ganas de disfrutar el despertar.

No hay comentarios: