martes, 21 de agosto de 2007

La Joya


Callado, Tranquilo.
Abandona su ser. Se posa sobre los demás.
Solo Obedece. Hace lo que corresponde.

A nadie molesta, a nadie incomoda.
Se siente demasiado tranquilo.
No se siente. No lo sienten. Pasan los días y nada cambia

Hasta que un día...
Nada. Nada cambia. Nada cambiaba. Nada cambiaba menos él.
Sí. Su mundo cambió.

Rompió todo. Explotó. No pudieron detenerlo.
A la mierda con todo. Que sufra otro.

Rompió la mediocridad. La rutina, la obediencia.
Se rompía. Solo así pudo sonreír. Reír. Carcajadas.
Estallar de Risa. Lágrimas felices.

Y ya no pudo parar de reír...

Ese fue el primer caso de la epidemia del Pueblo del Sur.

Los habitantes se fueron contagiando uno a uno. Instantáneamente.

Y ya nadie pudo parar de reír. El nuevo síntoma estaba instalado.
Había llegado para quedarse. No existía solución. No iban a parar.
El contagio era instantáneo. De persona a persona.
Así fue que cada ciudadano del pueblo tenía una carcajada en su rostro.

La noticia llegó a las autoridades del Pueblo Norte.
Supieron que existía una enfermedad que daba excesiva alegría a las personas.
No quedó otro remedio que tomar la decisión.

El pueblo del Sur sería dinamitado.
El fuego ardió sobre la gente mientras esta no paraba de reír.
Sufriendo una muerte feliz.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Uf!! Que joya preciosa que no debe morir no?. Dari, leer esto me lo recuerda y esta bueno volver a sentir lo lindo que es llorar de risa.

lunita26 dijo...

Hola
no puedo dejar de leerlos, cada dia leo uno nuevo, no se cual me gusta mas, no tiene mucha importancia, me conmueven el alma, y eso me encnata.
Felicitaciones!!!
monica